El bar-restaurante, con José Luis Acín al frente y Javier Nicolao en los fogones, ha dado la sorpresa ganando la XXII edición del Concurso de Tapas en su debut.
La de La Vieja Caldera es una de esas historias que emocionan. La del restaurante modesto logrando el premio gordo, la del establecimiento que ha sorprendido a todos y se ha convertido de forma inesperada en el rey de las tapas de Zaragoza, la de Javier Nicolao y José Luis Acín abrazándose entre el público en la gala del Concurso de Tapas y, sin creerse todavía lo que estaba pasando, saludar desde el escenario con el trofeo más preciado en la mano y las lágrimas en los ojos.
La Mejor Tapa de Zaragoza ha llegado este año desde el barrio de Santa Isabel, donde La Vieja Caldera se ha hecho un nombre gracias a sus menús diarios, a sus propuestas más selectas para el fin de semana y a una barra llena de tapas que harían las delicias del cliente más exigente. Es cierto que veces es difícil prosperar en la periferia, pero además de gratificante, es posible. Siempre, eso sí, que se tengan ganas de mejorar, de innovar y de sorprender al cliente. Eso es lo que han logrado Nicolao y Acín, cocinero y propietario, respectivamente, del restaurante más nombrado en la provincia aragonesa durante los últimos días.
“Ha sido un regalo de Dios. Con esto no quiero decir que hayamos tenido suerte, porque confiábamos en nuestra tapa y hemos trabajado mucho, pero sabíamos que era casi imposible ganar y todavía no nos creemos que lo hayamos logrado”, asegura José Luis Acín, propietario de La Vieja Caldera, un bar-restaurante con seis años de historia.
Hace tan solo un año y medio se puso al mando de los fogones Javier Nicolao. “El gran objetivo era llegar a la final y lo habíamos conseguido, así que con eso ya estábamos satisfechos y no esperábamos lograr algo tan complicado, porque el nivel era muy alto. Cuando dijeron ‘falsa ostra’ fue algo increíble, no puedo explicarlo con palabras”, reconoce Nicolao, un cocinero con experiencia y, sobre todo, muchas ganas de innovar y ofrecer tapas y platos diferentes.
El mejor ejemplo es su ‘falsa ostra’, una maravilla en miniatura hecha con borraja y jamón con patata y tierra de Teruel, una propuesta que sorprendió al jurado nacional que decidió los ganadores. “Era la mejor ejecutada y creíamos que cumplía todos los requisitos: es original, tiene productos aragoneses, el concepto es muy bueno y además está rica. Nos ha sorprendido y hasta hemos tenido dudas de cómo habría realizado algunas de las partes de la tapa. Creemos que una receta que nos ha causado tanta curiosidad y nos ha gustado tanto merece ser la ganadora”, aseguraba tras hacer público el veredicto su presidente, Javi Estévez, chef de La Tasquería.
Lo cierto es que esta tapa no es fruto de la improvisación ni resultado de un golpe de suerte, sino que Nicolao lleva trabajando en esta elaboración desde hace mucho tiempo. “Se me ocurrió la idea hace un par de años, y desde entonces la he ido puliendo y modificando algunas cosas hasta lograr lo que buscaba. Sabíamos que la tapa era buena y estábamos orgullosos de ella, pero esto sí que no lo esperábamos”, confiesa el cocinero, que ya está notando la repercusión de la victoria: “Entre las felicitaciones y los medios de comunicación no para de sonar el teléfono”.