Tras el cierre del mítico Bar La Gasca, Javier sigue teniendo el sector hostelero en la sangre, y continua muy ligado a la Asociación de Cafés y Bares de Zaragoza

Cuando dedicas toda la vida al sector, lo más normal es que se lleve la hostelería en la sangre. Y más, cuando se ha nacido en la misma casa en la que se tenía un bar. Este es el caso de Javier Gasca, propietario del mítico Bar La Gasca que tras echar el cierre en 2017 mantiene una vida muy activa en su jubilación.

Se puede decir que Javier no ha parado tras su etapa como hostelero, estudiando derecho y realizando el Prácticum de la carrera en la Asociación de Cafés y Bares de Zaragoza y Provincia: “He disfrutado muchísimo, pues he aprendido un montón de cosas y con un ambiente muy agradable en la oficina. Si necesitaba una fecha o un dato, enseguida me lo buscaban. Además, Luis (gerente de la Asociación) me ha dirigido muy bien”. Añade Javier, quien sobre todo, quiere agradecer al profesor de la Facultad de Derecho de Zaragoza Don Luis Marco, su amabilidad y disposición ante cualquier cosa.

Sumado a todo ello, reivindica la figura de los hosteleros más veteranos, como apoyo en los cursos de hostelería, para que se les hiciesen preguntas sobre el gremio.

Su jubilación está cargada de vitalidad: “Me ha cambiado la vida totalmente, ya que vivía para trabajar. Además era autónomo y estuve un año sin poderme operar de una hernia y con unos dolores tremendos mientras trabajaba. Hasta que no tuve vacaciones, no me operé. De este suceso Javier resalta las duras condiciones de los autónomos y del desencanto de las siguientes generaciones por serlo.

Ahora entre sus planes está seguir con sus clases de kizomba-tarraxo, tango, ballet, yoga-mindfulnes, seguir jugando al golf, repetir el curso de vela de crucero en Cambrils, seguir con el curso de verano que hace en Jaca y quizás matricularse en periodismo en el año 2025.