Visitamos Torreo con Míchel Zarzuela y Vicente Valero, dos miembros de la histórica Banda del Canal y vecinos del barrio, junto a María José Gracia, una fan incondicional de la banda y vencina, que nos guían por algunos de los bares más emblemáticos de la zona mientras nos desvelan los secretos del distrito.
Son las 12 del medio día y las calles principales de Torrero, -Avenida América y Fray Julián Garcés-, están repletas de vehículos y vecinos del barrio zaragozano. Es difícil aparcar, y la circulación es abundante. El comercio recibe a todos los ciudadanos que salen a hacer sus tareas y en las puertas de los bares se puede ver a alguno que otro tomar un café resguardado de las altas temperaturas del verano.
Hemos quedado en el bar ‘A mesa puesta’ por petición de dos miembros de la histórica Banda del Canal, Míchel Zarzuela y Vicente Valero, que celebran su 40 aniversario desde que empezaron a dar “guerra” en el barrio. Junto a ellos también nos espera María José Gracia, fan incondicional de la formación y vecina del distrito zaragozano. Julio, dueño del establecimiento ‘A mesa puesta’, recibe con un cariñoso abrazo a nuestros guías por el barrio y nos invita a bajar a la parte inferior del establecimiento para poder conocer un poco más su historia y charlar sobre sus más de 20 años en Torrero. “Llevamos 12 años en este local pero mi mujer Ana, que acaba de fallecer, y yo nos hemos dedicado toda la vida a la hostelería”, afirma Julio, a quien se le humedecen los ojos tras contarnos su reciente pérdida.
En el año 89 se establecieron en la Bodega del Tío Jorge apostando por las tapas, lo que les llevó a ganar el premio a la Mejor Tapa de Zaragoza en 2001 en el Concurso de Tapas. “Es un establecimiento histórico de Torrero”, asegura Míchel Zarazuela. Tras varios años de duro trabajo, el local se les quedó pequeño y abrieron ‘A mesa puesta’ con 400 metros cuadrados pero los mismos objetivos: “defender la profesión”, afirma tajante Julio. Para Julio la hostelería es mucho más que atender al cliente detrás de una barra, es involucrarse con la sociedad y con el barrio. Por eso, a lo largo de todos estos años, ha colaborado en todas las actividades que ha podido generando movimiento cultural y social en el barrio. Creó la primera liga de guiñote con 40 establecimientos participantes. “Durante ocho meses más de 400 jugadores participaron en el campeonato”, nos cuenta. Ilusionado nos muestra su página web con un listado infinito de colaboraciones y actividades que él mismo ha creado, llegando a formar un equipo de fútbol en el barrio.
“No te lo va a decir pero ha sido un revolucionario. No solo ha trabajado con el objetivo de cumplir con la hostelería, también de forma social implicándose con cada una de las actividades que ha organizado y participando en todo lo que ha tenido que ver con la hostelería en la ciudad”, asegura Míchel. Como en casi todos los establecimientos hosteleros, en 2009 la crisis azotó a este bar que ha sabido mantenerse y seguir dando servicio. “Desde el 2006 esta casa ha mantenido a entre 16 y 20 trabajadores. El trabajo sale gracias a los obreros, a la clientela y al día a día. Pero no podemos jugar en la misma liga en un barrio obrero que en uno con un nivel económico más alto”, explica Julio.
Con su libro de firmas entre las manos y revisando las páginas, Julio nos cuenta que su mayor preocupación es durar en el tiempo y el día a día, así como el trato con los clientes ya que el barrio cada vez está más habitado por personas mayores. “El objetivo es que la gente no se tenga que ir al centro. Por eso abrí la coctelería ‘A copa puesta’, para que cualquiera pudiera tomarse una buena copa sin salir de aquí”.
Durante la conversación, nuestros cuatro acompañantes coinciden en que al barrio le falta zonas de estacionamiento y una mayor movilidad. “Hay un proyecto de estudio para la Gran Manzana. La idea es eliminar el tráfico rodado en zonas que están mas alejadas y en situación de degradación para generar un tipo nuevo de desplazamiento y que solo se pueda circular en una zona limitada”, explica Míchel Zarzuela. Sin embargo, todos coinciden en que el barrio no está preparado para eso a pesar de existir una necesidad para que se revitalicen las calles menos céntricas de la zona.
Poniendo fin a esta charla, tan solo necesitamos cruzar de acera para entrar al ‘Punto de encuentro’, otro de los locales más conocidos de Torrero.
Ya en la barra del bar Míchel nos cuenta cómo la Banda del Canal nació en 1977 como una comparsa reivindicativa para acabar con el modelo de Fiestas del Pilar del momento. “El punto fundamental en el que todo nació es en una cena en la Lonja que se hacía con la ‘créme de la créme’. Salimos desde aquí con la banda hasta la Lonja para coincidir con otros grupos y hacer una cena propia fuera. Lo que no sabíamos era que nos iba a esperar la Policía Nacional”, cuenta Míchel entre risas. “De una manera u otra nos recuperamos y la cena se hizo. Así es como surge el movimiento vecinal”, nos explica.
La Banda del Canal nació en el número 43 de la calle Granada de Torrero y aunque actualmente el grupo se ha establecido en 10 miembros, han llegado a ser más de 20 personas las que se paseaban por las calles, no solo de Torrero, para durante todos estos años reivindicar la vida cultural y de las fiestas. Durante todo este tiempo han cosechado grandes éxitos como la aparición en la película ‘Las Aventuras del Barón de Munchausen’ en Belchite junto a Uma Thurman y Terry Gilliam en 1987 o la más reciente, la grabación de la canción ‘La Noche en Zaragoza’ junto a Joan Manuel Serrat en junio de 2018.
A lo largo de estos 40 años, Torrero ha sufrido grandes cambios. “Antes sabías todo lo que pasaba en el barrio, si alguien se moría o si le había pasado algo. Esto podía ser un poco intrusivo pero nos hacía sentir conectados entre todos”, explica Vicente Valero. María José, que asiente con la cabeza apoyada en la barra del bar del ‘Punto de encuentro’ opina igual: “Se ha perdido esa red social que existía antes en las calles, en los bares, comercios… Ahora no nos enteramos de nada de lo que pasa y es una pena que se pierda esa cercanía”.
Salimos del ‘Punto de encuentro’ para encaminarnos calle abajo hasta la Plaza de las Canteras y visitar otro de los establecimientos más conocidos del barrio, ‘El portal de Torrero’. Allí nos espera Samuel que nos cuenta como en los 17 años que lleva instalado ha vivido “un cambio total”. “En el 2004 estábamos aquí cuatro personas, ahora solo dos”, nos cuenta.
Aunque las cosas han cambiado, los vermús siguen siendo un filón importante en la zona, “pero ya no son como los de antes en los que cada uno de los que venía pagaba una ronda. Antes los jóvenes con 18 años trabajaban y tenían dinero para pagarse un buen vermú”. Samuel achaca a la falta de pequeño comercio el bajón de la actividad hostelera y el Centro Comercial de Puerto Venecia se convierte en el centro de la conversación. “Yo todavía me resisto y sigo comprando en comercios locales”, asegura Vicente.
Encaminados a poner fin a nuestra pequeña ruta hostelera por el barrio visitamos el ‘Bar Venecia’ en la calle Juan Aguas, “muy cerquita de donde yo nací”, sonríe Míchel.
Ya son más de las 13.30 horas y aunque es un “día de labor”, nos encontramos a la clientela disfrutando del surtido de pinchos y tapas de la barra. “Nosotros nos quedamos aquí alargando un poquito el vermú”, se despide María José, y “disfrutando del barrio”, dice entre sonrisas Vicente. Aunque el sector hostelero es el primero en verse afectado cuando los tiempos cambian, sin duda alguna los bares siguen siendo el refugio de todos para evadirnos del día a día y poder disfrutar de la gastronomía zaragozana sin necesidad de salir de la provincia.