Hablar del ocio nocturno en Calatayud es hablar del Pub Boris, unos de los locales de copas más longevos de la cuarta ciudad de Aragón por número de habitantes.

En pleno centro bilbilitano, el pub lleva más de 30 años ofreciendo entretenimiento, copas y buena música a una clientela que poco a poco, se ha ido convirtiendo en familia. “Es un ambiente muy familiar, hay clientela habitual durante la semana y el fin de semana puedes encontrar gente desde 25 años hasta 65 años, cabe todo tipo de público”, nos cuenta María hija de Miguel; el dueño, y trabajadora del local.

Su ubicación es óptima para salir de copas, o tomar algo con los amigos. Se encuentra en la calle Luis Guedea, una localización en pleno “barullo” de comercios, bares o restaurantes, y paralela al paseo Cortes de Aragón, un lugar de paso obligado si se visita el centro de Calatayud. Esto le hace ser un lugar muy cómodo para tomar las primeras copas de la noche con música y espectáculo en directo.

“Un viernes al mes intentamos hacer alguna actividad alternativa, como música en directo o Karaoke”, nos comenta María. Al fin y al cabo, supone un reclamo más en un ocio nocturno bilbilitano repartido en cuatro o cinco bares, cada uno con su clientela habitual. La unión de estos establecimientos con la creación de diferentes asociaciones está siendo fundamental para promover el consumo en este tipo de negocios. Y más ahora con la resaca de las fiestas de San Roque y las recientes “ferias” por la celebración de la Virgen de La Peña.

“Este año se ha trabajado mucho durante las fiestas, llegando a cifras de antes de la pandemia. ¡Estamos en una temporada muy buena!”, afirma María. Además, el incremento de ventas y el gran
ambiente durante los días festivos, ha hecho que el pub habrá incluso por la mañana para dar servicio durante el vermú en una de las zonas más concurridas de tapeo de la localidad.

Sin embargo, el Pub está en busca de nuevos aires. Desde su apertura en 1988, Miguel, su dueño, ha estado a cargo del que hoy es uno de los pubs más conocidos de la ciudad de “La Dolores”. Después de atender, entretener y pasarlo bien durante estas tres décadas, su jubilación lleva al
Boris a hacer un llamamiento para encontrar a propietarios que sigan conservando esa esencia única que le afama. María califica el trabajo como muy llevable, donde los camareros se lo pasan bien trabajando y además socializan con el resto del staff y los clientes. Al final, todo el mundo se termina contagiando del buen ambiente; uno de los secretos mejor guardados del pub. ¿El objetivo? Crear un clima agradable cuidando el servicio y la música para que “las cuadrillas que pasen por aquí pasen un buen rato”.

Larga vida al Boris.