El Guardabares se encarga de encontrar, documentar y promocionar los estabecimientos de toda la vida, aquellos que han sobrevivido a las modas gracias a su carácter genuino y, muchos años después, siguen al pie del cañón.


Los bares de toda la vida, esos locales auténticos que mantienen su esencia desde hace décadas, ya tienen a sus centinelas. El Guardabares, una página web creada por dos jóvenes de Zaragoza, recopila, archiva y difunde los establecimientos con más historia y personalidad de la capital aragonesa. “Hace cuatro o cinco años se me ocurrió hacer un blog sobre bares auténticos y con solera de Zaragoza. Pero lo fui dejando y en ese tiempo ya desaparecieron varios bares que ya no han quedado documentados en ningún sitio”, asegura Raúl Posac, creador, junto a Víctor Montalbán, de esta interesante iniciativa.

“En internet hay mucha información sobre dónde comer, pero no sobre dónde encontrar un establecimiento con ne-veras de madera y posters decolorados de Escartín”, explican estos dos jóvenes, que desde junio de 2015, cuando estrenaron la página, ya han documentado más de dos decenas de bares auténticos. “Lo principal es la historia del bar. Lo normal es que tengan al menos 30 años de vida, aunque hay algunos mucho más antiguos. Queremos reivindicar los bares que siempre han estado allí. Nos gusta que tengan historia y que su dueño la valore, porque hay algunos históricos que han sufrido grandes reformas y han perdido su encanto. Muchos se habrán arrepentido…”, asegura Posac.

Pero… ¿Quedan muchos bares de este tipo en Zaragoza? “No hay tantos bares de este tipo, pero si los buscas, los encuentras. Algunos ya los conocíamos y otros nos los han dicho nuestros padres, amigos o familiares. También nos dan muchos chivatazos por la página web y muchos hasta los hemos encontrado con Google Street View, ya que suelen tener carteles muy reconocibles”, explica Montalbán mientras su compañero da algunas claves de la longevidad de estos establecimientos: “Cuando llevan tanto tiempo abiertos es que algo bueno tienen. Normalmente tienen un buen trato al cliente, comida casera y una buena relación calidad-precio”.

Algunos de los que han apostado por mantener la esencia han renacido en los últimos años gracias a la fidelidad de los clientes de siempre y al interés de los clientes más jóvenes. “La moda del vermut ha ayudado mucho a este tipo de bares. Antes era algo de abuelos y ahora hay gente joven que no sale por la noche para ir al día siguiente de vermut”. Por último, Posac y Montalbán destacan algunos de sus favoritos: “Las anchoas del Bar Fausto, el caldo y las croquetas del Amblas, la tortilla del Gallizo…”.

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