Las latas de bebida cumplen 80 años, desde que en 1935 la cervecera norteamericana Krueger comenzó a vender su producto dentro de un contenido metálico a presión. El inventor fue, precisamente, Gottfried Krueger, un alemán que había emigrado a Estados Unidos, al que se le ocurrió la forma de comercializar su cerveza sin los límites que imponían los envases de cristal. En aquella época, las cervecerías sólo vendían sus productos en un radio de unos 50 kilómetros, ya que era la única forma de recuperar las botellas para poder rellenarlas de nuevo.
Sin embargo, Krueger no quiso arriesgarse y que su novedoso invento, en caso de que saliera mal, perjudicase a su marca, así que decidió comercializarlo con otro nombre en el lejano estado de Virginia. Sin embargo, su idea fue todo un éxito, aunque antes tuvo que solucionar numerosos problemas, como el hecho de que la cerveza reaccionara con el metal y adquiriera mal sabor o la presión que debían aguantar las latas.
El 24 de enero de 1935 la cerveza en lata se lanzó al mercado. Y se convirtió en un gran éxito: a finales de ese año se habían vendido 200 millones. La lata de 33 centilitros se fabricaba con hojalata, pesaba 100 gramos, tenían cuello, como las botellas, y era necesaria una herramienta para abrirlas. De hecho, hasta 1963 no se inventaría una argolla similar a las que conocemos. En la actualidad, una lata pesa menos de 25 gramos y es de aluminio. Un año después, en 1936, estas latas llegaron a Europa y en el Reino Unido comenzaron a vender sus productos en este formato. En España, en el año 1966 se comercializó la primera lata de cerveza, fabricada por la Cruz Blanca, se trataba de una nueva cerveza la Skol International Lager.
En la actualidad ya está casi todo inventado en lo que a latas de bebida se refiere, y en los últimos años no solo han cambiado de formas, desde las pequeñas que ofrecen en los aviones a otras más alargadas o incluso de mayor tamaño, ya que algunas marcas han pasado de las estándar de 33 centilitros a las de medio litro. Ahora los mayores esfuerzos de las compañías de bebidas se centran en personalizar el aspecto exterior para hacerlas más atractivas. De hecho, muchas marcas han realizado campañas basadas en esta herramienta de marketing, como aquella famosa de Coca Cola en la que diseñó sus envases con nombres para que sus clientes buscaran las suyas o de sus amigos.