Cristina, Víctor Manuel y Arturo han armado la marimorena con su nueva casa andaluza al ritmo de música, gastronomía y buen rollo.

Tener un trocito del sur en el Tubo de Zaragoza. Sí, estamos hablando de La Casa de la Marimorena, la nueva opción gastronómica y de ocio que regentan Cristina Plou, y Víctor Manuel y Arturo Borraz; una pareja apasionada de la moda que, tras una primera experiencia gastronómica en la ciudad del cierzo, decidieron abrir su casa a todos sus ciudadanos, una casa donde se iba a armar “la marimorena”. Y es que esa es la intención de sus dueños. Pese a llevar un mes y medio abiertos al público, ya hay muchas ideas sobrevolando el local. Todas ellas con una misma intención, hacer disfrutar a la gente al son de la música, el espectáculo, y con una buena oferta gastronómica, en una auténtica casa andaluza.

Y como no podía ser de otra manera, todo viene del sur. En sus 300 metros de local podemos comer el pescadito de fritura, típico del sur, como no podía ser de otra manera, croquetas de bacalao, jamón ibérico, chorizo de Cádiz especiado, y tal y como apunta Arturo “una gran oferta de guisos”, con rabo de toro, carrillera, pringá. Todo elaborado por Óscar, el cocinero.

La Casa de la Marimorena es una auténtica casa andaluza, gracias en parte, a sus tres plantas temáticas. Nada más acceder al local, nos encontramos con el Patio de Triana, un espacio en el que ya se respira aire del sur y por el cual se accede a través de unas escaleritas a la segunda plaza, donde se sitúa el patio de Jesús y Manolo. Un auténtico patio cordobés en honor a los padres La Marimorena, y dedicada a la zona de restaurante. Y, por último, el local nos sorprende con una bodega inspirada en las Cuevas del Sacromonte; una zona dedicada a las copas y diversión donde nos podemos encontrar un tablao flamenco. La fiesta está asegurada.

Pero, ¿qué es lo que más triunfa en La Casa de la Marimorena? Sus dueños lo tienen claro, “la tortillita de camarón, el cazón en adobo, la anchoa con leche condensada, que está encantando. Esa es muy típica en el barrio de la encarnación de Sevilla. Al principio la gente no la veía, y ahora sale mucho”, apunta Víctor. Sin olvidar los típicos pinchos morunos de “La Fernanda”, una receta que homenajea a la madre de Arturo y sabe a sus orígenes en Melilla.

Lo cierto es que todo marcha sobre ruedas en este rincón andaluz. La acogida ha sido espectacular. “Muchos clientes vienen a echar su vermú, su cena, o lo que sea, y te dan la enhorabuena por el equipo, la enhorabuena por la cocina… Para nosotros es super importante y eso está pasando todos los días”, comenta Arturo. Al fin y al cabo, el local aglutina lo mejor del ambiente y la gastronomía del sur en un lugar mágico que nos teletransporta a Andalucía desde el mítico casco histórico de la ciudad, y donde día a día se arma “la marimorena”.

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