Casa Marzo: Un negocio familiar de tres estrellas en Cariñena.

La historia de Casa Marzo, ubicada en Cariñena, se remonta al año 2008, justo con la llegada de una de las mayores crisis económicas que se recuerdan. Por eso, si hay algo que caracteriza a los integrantes de este pequeño negocio familiar es, sin duda, su capacidad de lucha, la cual les ha permitido levantar este proyecto de la nada y convertirlo, hace tan solo unos meses, en un hotel de tres estrellas.

¿El culpable? Alberto Marzo que, tras 40 años detrás de la barra del bar de sus abuelos, decidió lanzarse a la aventura de emprender. Y lo hizo con un hostal-restaurante junto a su mujer, Carmen Lanuza; quienes hoy comparten la aventura con sus tres hijas, Carmen, Cristina y Miriam. “La única ilusión que tuvo mi padre toda la vida fue tener un establecimiento propio, así que tras quedarse sin trabajo una temporada, decidió abrir un hostal modesto con 10 habitaciones y un bar a pie de carretera”, rememora Cristina, encargada del departamento de Administración de la empresa familiar.

En aquel momento pensó que sería buena idea enfocar el negocio a los viajeros. Hoy son 34 habitaciones que, aseguran, casi siempre están llenas. Algunas de ellas, incluso, de lunes a viernes. “Hay quienes pasan toda la semana con nosotros, como si fueran uno más de la familia”, afirma.

Quien conoce a Alberto sabe que se trata de un hombre muy trabajador. No en vano lleva trabajando desde los 13 años y, a sus 70, sigue al pie del cañón. “Es el motor de todo esto, para nosotras es un orgullo, y él está feliz de haber logrado todo esto”, asegura Cristina, emocionada. Y es que levantar un negocio familiar desde cero no es tarea fácil. Lo que nunca pensaron es que, 14 años después, terminaría siendo un hotel de tres estrellas.

Un establecimiento ubicado a pie de carretera que abre los 365 días del año, y que en su restaurante ofrece una completa carta de comida casera y productos de proximidad, la mayoría de ellos procedentes de su propio huerto. Quizás por eso no solo sirve de reclamo para viajeros, sino también para el público local. “Los vecinos de Cariñena son fieles y vienen a almorzar, comer o disfrutar del vermú”, asegura la hostelera.

En cuanto al horario, Casa Marzo abre desde las 6:00 de la mañana, con la cocina abierta desde las 7.00, dando servicio de comidas y cenas. “Tenemos tapas de todo tipo y una amplia variedad de tortillas para el almuerzo. Triunfan las migas aragonesas, la paletilla de ternasco o nuestros jarretes”, explica. Ahora, los vecinos y viajeros disfrutan de sus jueves de cocido. “Nos gusta ir sorprendiendo a la gente, sobre todo preparando platos que no suelen hacerse en casa y que dan mucho trabajo”, añade Cristina.

En la actualidad, y tras la última ampliación, cuentan con dos comedores independientes con capacidad para unas 150 personas. Además, el hecho de tener una terraza de amplias dimensiones, zonas ajardinadas y parque infantil en el exterior les permite trabajar a pleno rendimiento durante todo el año.

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