Panaderías Simón, 60 años de buen pan y, desde 2014, de buen café

Pocos son en la capital aragonesa quienes no conocen la historia de panaderías Simón. ¿Su filosofía? Seguir haciendo pan como el de antes, o como explica Juan Manuel Simón, responsable de marca de la empresa aragonesa, “como el de toda la vida”. Y, ¿cómo lo hacen? Pues “poniendo en valor los procesos de elaboración tradicionales y apostando ingredientes de primeras calidades en cada uno de nuestros productos”, añade. Algo de lo que sabe muy bien el panadero que comenzó con sus padres, Juan Manuel y María Pilar, en el año 1996. Sin embargo, los inicios de la saga familiar se remontan a mucho antes y, en concreto, nos llevan hasta la provincia de Teruel.

“Mi padre, natural de Torrelosnegros, comenzó a trabajar de panadero en 1962 por distintos pueblos de la provincia de Teruel, hasta que junto con su hermana se estableció en Luco de Jiloca. Poco después se vino a Zaragoza a trabajar en el horno de un primo”, rememora. De allí, ya casado con María Pilar -natural de Barrachina-, se trasladaron hasta Calanda para abrir su propia panadería. En 1977 fundaron su obrador más conocido: la panadería Juan Manuel Simón en la emblemática plaza de la Magdalena. Allí aprendieron el oficio sus dos hijos, Alberto y Juan Manuel, que siguieron los pasos de sus predecesores cogiendo las riendas del negocio familiar y, eso sí, dotándolo de nuevos aires.

Así, en 2014 se lanzan a la implementación del modelo panadería-cafetería, suponiendo el salto de la empresa familiar al mundo de la hostelería. “Optamos por ofrecer cafés e infusiones acordes a nuestra línea, siempre apostando por productos gourmet”, especifica el zaragozano. Por eso, en esta primera cafetería apostaron por un café de autor que tan solo puede encontrarse en sus locales.

“También nos decantamos por un modelo ‘road show’, es decir, en el que se pueden ver las elaboraciones en riguroso directo a través de un escaparate que da a la calle. Fuimos pioneros en la ciudad a la hora de adoptar este nuevo formato”, asevera Simón. Quién les iba a decir que, años después; contarían con cinco establecimientos, en concreto en el barrio de la Magdalena -calle Martín Carrillo 7-; en la Almozara -avenida Pablo Gargallo 7-; en la zona de la Romareda – calle Miguel Asín y Palacios 15-; en las Delicias -en paseo Calanda- y desde el año 2020 en el centro, en concreto en Paseo Teruel.

Entre sus productos estrella se encuentran ‘La barrica’, elaborada a mano en sus tiendas; la famosa receta de ‘La rosca de Mayé’ -un formato recuperado por la saga familiar de panaderos hace años- o el ‘Pan de cinta’, muy difícil de encontrar hoy en día.

En 2020, la familia vendía la empresa, aunque el propio Simón entraba a formar parte del equipo como responsable de marca: “Gestionar un negocio familiar es muy difícil, por eso es emocionante ver que años después un proyecto que nació de cero sigue adelante. Es algo muy gratificante”. En cuanto a su papel en esta nueva etapa, consiste en “que todo siga como cuando empezamos para poder seguir recuperando el sabor del pan de toda la vida, y mejorando cada día”, concluye.

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