Después de más de cuarenta años, el bar ubicado en el número ocho de la avenida Francisco de Goya cierra sus puertas.
El bar Los Ángeles tiene todo lo que debe tener un bar. La prensa esperando en la barra todas las mañanas, un repertorio de la mejor variedad de tapas para la hora del vermú y a Miguel, un propietario con carisma de sobra para conseguir que Los Ángeles se convierta en tu bar de confianza.
Hotel Ramiro I, Gran Hotel, Bar Los Ángeles… En total, Miguel acumula más de cincuenta años dedicados a la hostelería. Cuando decidió ponerse al frente del bar de la Avenida Goya tan solo tenía veinticuatro años. Hoy, después de atravesar tres operaciones de pierna, el hostelero decide bajar la persiana definitivamente.
Todo el trabajo que supone tener un bar en una zona tan concurrida, desde la jubilación de su mujer, solo recae en Miguel y en una camarera que le ayuda durante los fines de semana. Este esfuerzo, y todo el que ha acumulado en sus más de cincuenta años de hostelero, es demasiado exigente para un hombre de casi sesenta y cinco años.
Además, la pandemia causó importantes estragos en el desarrollo del negocio. “Las restricciones en la hostelería nos perjudicaron mucho. Todos los bares pequeños sin terraza como éste sufrimos mucho”, contaba Miguel. Además, una rotura de clavícula tras un accidente dificultó todavía más al hostelero la salvación del bar.
Todos estos factores han influido en el cierre, pero la familia ha sido el argumento con más fuerza para decir adiós a toda una vida detrás de la barra. “Después de tantos años trabajando, casi no he podido disfrutar de mis hijos, así que ahora que tengo un nieto, quiero disfrutar de él”.
Aunque Miguel nunca ha estado solo. Para él, su clientela ha formado parte de su familia durante toda la historia del Los Ángeles. “He llegado a conocer a generaciones enteras, de abuelos, padres y nietos. Sin duda, lo que más echaré de menos del trabajo son mis clientes”, nos contaba con cierta melancolía.
También se le puede coger cariño a un local. Después de varias reformas para optimizar el espacio y muchas disputas con el Ayuntamiento, que terminaron con el cierre del comedor de la planta de abajo, a Miguel y a todos los vecinos de la zona les supondrá un esfuerzo pasar por la Avenida Francisco de Goya y ver la persiana de Los Ángeles bajada.
A finales del mes de junio tocará despedirnos de las mejores salmueras de la zona, de la salsa rosa de las gambas más cotizadas de la avenida, y de Miguel, que pasa al otro lado de la barra después de “toda una vida dando lo mejor”.