En el Bar Circo ya perdieron la cuenta, hace mucho tiempo, de los huevos que han usado para hacer las miles de sus famosas tortillas de patata con las que se han ganado su fama en Zaragoza. Por si fuera poco, el establecimiento, situado en la calle de Jerónimo Blancas, en pleno centro, es uno de los más antiguos de la capital aragonesa. Abrió sus puertas como bar del Teatro Circo -de ahí su nombre-, inaugurado en 1887 en la esquina de la calle de San Miguel con Isaac Peral. En 1961 cerró y fue demolido un año después, en 1962, momento en el que el negocio hostelero se trasladó a la calle de Porcel, donde estuvo casi dos décadas. Al local que ocupa en la actualidad se trasladaría en 1981, cuando Vicente Enciso todavía era empleado del bar.
Diez años después, tras un cuarto de siglo trabajando en el Bar Circo, se hizo cargo del establecimiento, que ya ha pasado a manos de su hijo, Eugenio Enciso. Eso sí, manteniendo la esencia de un negocio que sigue funcionando gracias a la calidad de su comida casera y al cariño con el que la nueva generación de la familia Enciso-Ordas dirige el bar.
Su gran especialidad, por el que el Circo se ha convertido en lugar de peregrinaje, es la tortilla de patata, cuya receta se ha mantenido en el tiempo. “Alguna vez ha venido una persona mayor, de las que venían a este bar hace décadas, y nos ha felicitado porque la tortilla era tal y como la recordaban de su juventud”, asegura Eugenio Enciso, actual responsable del negocio. Pero este joven hostelero solo quiere mirar al pasado de reojo, ya que la garantía de su futuro está en el presente.
De hecho, Eugenio no solo ha heredado la clientela más fiel, sino que cada día logra atraer a nuevo público, y de todas las edades. Muchos de ellos son jóvenes que no pueden resistir la tentación de una de las mejores tortillas de la ciudad, pero también hay familias, gente mayor… El secreto, dicen, el uso de ingredientes de la mejor calidad y hacer las tortillas prácticamente en el acto, no muy cuajadas en la parte interior. Pero la tortilla no es el único atractivo de este establecimiento, que también destaca por su ensaladilla rusa, sus brochetas de riñones, sus madejas o sus pimientos rellenos de bacalao.