Marcela, propietaria del bar Bardot

 

Un ambiente francés y neoyorquino en la Gran Vía de Zaragoza

Sentirse en la ciudad de París mientras disfrutas de un buen desayuno y de unas tapas en la Gran Vía de Zaragoza. Esa es la sensación que quiere transmitir Marcela en su bar-cafetería Bardot.

Después de trabajar toda la vida en la hostelería, Marcela tenía ganas de abrir un negocio por su cuenta, por lo que decidió abrir el Bar Bardot. Desde 2016, este negocio, situado en el centro de la capital zaragozana, acoge a todos los clientes y estudiantes de la zona que quieren disfrutar de sus tapas y desayunos.

El nombre del bar brinda referencia a la cultura francesa: “Siempre he querido inspirar el local en Francia, sobre todo en la decoración de París y también en la neoyorquina. Al ver los techos altos del bar se me vino a la mente la actriz y cantante Brigitte Bardot”, comenta la dueña del negocio.

Al no disponer de salida de humos, el bar no tiene cocina. Aún así, ofrece una gran variedad de productos para todos los gustos. Los desayunos son un gran reclamo al comienzo del día con tostadas de todo tipo, cruasanes a la plancha, churros y hasta mini bocadillos variados. Sin duda, la hora del vermú es la hora estrella que da paso a sus tapas frías de ensaladilla rusa, tortilla de patata, huevos rellenos, gildas de varios tipos, langostinos y rollitos de salmón ahumado con queso, entre otras.

Además de toda esta oferta, también ofrece bocadillos que se preparan al momento y pueden servirse calientes, como por ejemplo el bocadillo de ensalada de bogavante con bacon y queso: “Sirvo mucho marisco y mucho pescado en mi bar”, resalta Marcela. Aún así, también trabaja con carne de pollo que cocina ella misma en el horno.

Como nuevo reclamo va a introducir el té matcha en su carta, un sabor diferente que consigue renovar su oferta. “Siempre intentamos tener novedades, de vez en cuando cambiamos alguna tapa, aunque al final a muchos de nuestros clientes les gustan los productos de siempre”, comenta.

A través de su cuenta de Instagram intenta dar visibilidad al local y atraer a nueva clientela. Aún así, al llevar siete años en la zona, la gente por ubicación o por cercanía conoce el bar. Marcela es una entusiasta de la restauración y así lo transmite cada vez que habla de ella: “Me gusta mucho estar con los clientes, conocer gente nueva y también tener a la gente de siempre. La hostelería nunca me va a dejar de apasionar, el contacto con el cliente es lo que hace que siga en el negocio”.