Marian Urbiola y Gonzalo García han conseguido mantener su esencia de bar de toda la vida con sus elaboraciones que siguen las consignas de la cocina tradicional.
Corría el año 1981 cuando el Bar Arco Iris abría sus puertas en la calle Alar del Rey, 9, cerca de donde hoy en día se encuentra la estación de Goya. Apenas tres años más tarde, el bar se traspasaba a las manos de Marian Urbiola y Gonzalo García, que se ponían al frente con ilusión y entusiasmo. Treinta y cinco años después, veintisiete de ellos trabajando solos, mantienen la misma ilusión y las mismas ganas que el primer día.
Cuando llegaron al bar, en su interior reinaban los colores, haciendo referencia a su nombre, con luces de neón y dibujos que simulaban la forma de un arcoíris. “No sabemos exactamente por qué se puso este nombre, creemos que fue idea del decorador que se encargó del diseño del bar. Nosotros no lo cambiamos porque nos gustaba y porque al ser un bar nuevo, mantuvimos esa decoración asociada al arcoíris”, explicaba Marian Urbiola, propietaria y cocinera.
Con el paso de los años, el bar se fue reformando porque “las cosas se van estropeando”, pero la esencia siempre ha sido la misma: un bar de los de toda la vida con una clientela fija.
“Nuestros fritos gustan porque son las recetas de siempre”
Sin embargo, la crisis y el tabaco también afectaron a este pequeño negocio. “La crisis se notó mucho y el tabaco tampoco ayudó. El fumador era más de bares que el no fumador”, matizaba Urbiola. “Hace un par de años parecía que la cosa iba mejorando, pero el año pasado y este vuelve a estar todo muy tranquilo, en esta zona al menos. Antes la zona de Zumalacárregui nos daba trabajo, sobre todo los fines de semana, pero ahora nos mantenemos con una clientela fija”, añade Gonzalo García. No obstante, la situación próxima a la Avenida Goya les ayuda también a tener una clientela esporádica en el día a día.
La esencia de bar de toda la vida la mantienen sobre todo en sus elaboraciones, que siguen las consignas de la cocina tradicional. Su mostrador está a rebosar de frituras, croquetas y empanadillas; que se han convertido en el mayor reclamo del establecimiento. “La forma de hacer los fritos es la de siempre, con la receta que aprendí de mi madre: agua, levadura y sifón. A la gente le gusta mucho porque les recuerda al rebozado que se hacía hace cuarenta o cincuenta años y que ahora apenas se hace porque se utiliza mucho la tempura”, detalla Marian Urbiola, encargada de los fogones.
Sin duda, la tapa más demandada son sus ‘picantes’, popularmente conocidos como tacos. Esta especialidad está hecha a base de carne picada de ternera y cerdo -generalmente- bechamel, tomate frito y cayena molida, envuelta en una oblea de empanadilla.
“Sus frituras, croquetas y empanadillas son su gran reclamo”
Aunque también hay una alta demanda de ‘inglesitos’, jamón de york y queso rebozado, y de albóndigas de bacalao. Otra de sus tapas características son las empanadillas de bacalao y huevo, que tienen la particularidad de que no tienen la forma de la empanadilla tradicional, sino que son redondas.
El recetario de Marian se ha ido transformando con el paso del tiempo: “Me enseñó mi madre, pero también te vas fijando en otros sitios y vas incorporando recetas. Yo no había hecho nunca albóndigas de bacalao, por ejemplo, y la anterior dueña del local me enseñó a hacerlas”.
Aunque mantienen su apuesta por la cocina más tradicional, que cada vez es más difícil de encontrar en el centro de Zaragoza, donde se han impuesto los bares más modernos con propuestas más vanguardistas, poco a poco también han ido evolucionando en su oferta. Desde que se pusieron al frente del bar Arco Iris, Marian y Gonzalo han sabido adaptar su cocina a la demanda y han incorporado nuevas creaciones. “En los vermús de los sábados y los domingos hemos ido incorporando platos gratinados. Por ejemplo, el rabo de toro en lugar de hacerlo guisado lo desmenuzamos y lo hacemos con berenjenas gratinado; los pimientos, además de los rebozados de siempre, los hacemos en salsa. Pretendemos que cualquiera pueda venir a tomar un vermú, pero que también pueda salir comido”, explica Marian Urbiola. Pese a las crisis y los problemas que surgen alrededor de cualquier negocio, este matrimonio ha logrado mantener vivo y convertir en un referente de la zona a este bar tradicional, que mantiene vivo el espíritu de los bares de toda la vida.
Horario:
De lunes a domingo: 7.00 – 23.00
Martes y domingo cerrado por la tarde
Dirección:
Calle Alar del Rey, 9
Zaragoza