El Bar Acuario, en la calle Reina Fabiola, cumple 35 años apostando por su especilidad, las tapas. Su ‘huevo a la reina’ es una de las más populares.
Este año se cumplen 35 años desde que los padres de José Antonio y Carlos Plo, los actuales dueños del Bar Acuario, abrieran sus puertas. Corría el año 1981 y desde entonces han cambiado muchas cosas. Pero otras, como la ilusión con la que afrontan el día a día tras la barra, permanecen intactas. Al entrar en este negocio familiar, situado en calle Reina Fabiola, a uno le invade esa sensación de cálida acogida, propia de esos lugares ‘de siempre’ que tanto nos gustan. El acuario gigante con peces de colores que preside el bar hace pensar que es el motivo de su nombre, pero nada más lejos de la realidad. Como explica José Antonio, el bar tenía ese nombre cuando su padre lo adquirió, y decidió mantenerlo porque era su signo del zodiaco. Años más tarde pusieron el acuario, que se ha convertido en una atracción para los niños… Y los no tan niños.
Ahora José Antonio y Carlos han relevado a su padre al frente del Acuario, manteniendo la pasión y la profesionalidad con las que se habían ganado su fama. Dicen que el secreto del éxito es la limpieza, la innovación y el mimo a los clientes: cuidan las tapas todavía más si cabe los fines de semana, ofreciendo un surtido más selecto que entre semana, con varias fórmulas de ofertas muy atractivas para el consumidor. Y siempre teniendo muy en cuenta una de sus premisas: “Lo que no se ve, no se vende”. Por eso han instalado varias pantallas donde se proyectan fotos de sus tapas y las sugerencias del día.
La especialidad de la casa, el ‘huevo a la reina’, no necesita ser mostrado, pues ya es de sobra conocido. Esta apetitosa tapa de huevo, picadillo de pescado, marisco y mayonesa ha hecho las delicias de varias generaciones, desde que su madre ideara la receta, hace más de 30 años. Desde entonces, hasta la guía de tapas españolas de ‘El País’ se hizo eco de esta delicia. De su trabajo, lo que más le gusta es el trato con el cliente: por su bar han pasado abuelos, padres, hijos y nietos, que acaban convirtiéndose en una gran familia. Tanto que han hecho un esfuerzo para que todo el mundo pueda disfrutar de su oferta gastronómica y no han subido los precios en 8 años.
Un bar único, en servicio, tapas, carta, limpieza y amabilidad.
inmejorable y envidiable,