El restaurante a mesa puesta cumple diez años como uno de los referentes del barrio de torrero, donde sirve desde desayunos hasta cenas.


Ana María Igarza y Julio Cortés no podrían haber encontrado un nombre mejor para su restaurante que A mesa puesta. Este establecimiento, que ya es un referente en el barrio de Torrero, la mesa siempre está preparada. A las 7.00 comienzan con los desayunos y, los fines de semana, todavía hay gente tomando algo pasadas las 12.00 de la noche. A mesa puesta es uno de esos negocios de hostelería todoterrenos, en los que se puede almorzar, comer, merendar, cenar o tomar una copa, y en los que las opciones a la hora de elegir son innumerables: hay menú del día, raciones, bocadillos, tapas…

El restaurante cumple una década con Ana María Igarza en la cocina y un equipo compuesto por 14 personas. Pero no todo ha sido sencillo, ya que la andadura de A mesa puesta comenzó en 2007, poco antes del comienzo de la crisis. “Decidimos abrirlo para aportar algo nuevo y diferente al barrio de Torrero, donde creíamos que hacía falta un establecimiento con un alto grado de profesionalidad. Hemos superado unos años duros y, aunque la situación no volverá a ser como antes de la crisis, hemos cogido impulso para aguantar, como mínimo, otros 10 años”, asegura Julio Cortés.

“Apostamos por una cocina de mercado tratada con cariño. Pero si tengo que recomendar algo, diría que los arroces y los pescados”, explica el copropietario de A mesa puesta, quien destaca que en su momento fueron unos de los pioneros de las tapas en Torrero. “Con el anterior establecimiento que teníamos, fuimos de los primeros en participar en el Concurso de Tapas de Zaragoza en este barrio”, explica Cortés. Por eso en su barra nunca faltan las tapas, que son una apuesta fija entre la clientela a la hora del vermú. Tampoco hay que perderse su menú del día por solo 9,95 euros o el especial de fin de semana, en el que se pueden probar propuestas de gran calidad por 20 euros.

Pero en este restaurante están abiertos a todo lo que pidan los clientes, por eso también cuentan con dos comedores, uno para 40 y otro para 70 personas, en los que suele ser habitual la organización de eventos para todo tipo de banquetes y celebraciones. Porque en la calle de Fray Julián Garcés, 50, la mesa siempre está puesta.

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